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Innovación educativa: sinergia entre la experiencia y la tendencia

Para abordar, a medio plazo, los retos a los que nos enfrentamos en el ámbito de la innovación educativa, primero debemos estudiar en qué situación nos encontramos y qué amenazas y oportunidades nos está aportando la tecnología. Pero, no solo hay que abordar las tecnologías, sino también cómo utilizar esa tecnología.

Un ejemplo de ello pueden ser los planes de digitalización para los colegios y todo lo que deben conllevar para preparar, tanto al personal docente, como al administrativo o servicios. Y, lo que es más importante, ayudar a todas estas personas implicadas a vencer su, más que probable, resistencia al cambio. Porque, cuando uno cambia un proceso de trabajo y lo automatize, hay un freno y una resistencia. Por ello, ese cambio debe ir acompañado de un coach y de una formación para explicar cómo te va a ayudar a ti y cómo va a beneficiar al centro para ser más competitivos.

Otro de los baluartes esenciales de la innovación educativa consiste en fomentar el pensamiento crítico en los alumnos ya que, ante tanta tecnología es necesario que ellos puedan discernir, distinguir, argumentar, contra-argumentar, decidir y concluir en la toma de decisiones. Hay que reforzar todas las habilidades que tienen que ver con el lado humano: la inteligencia emocional, la empatía, la resilencia, la capacidad de adaptarse a situaciones complicadas… son habilidades claves para la empleabilidad de cualquier alumno. Y, si hay que preparar en ellas a los alumnos, el profesor debe estar preparado también.

En ESIC intentamos promoverlo de muchas maneras y, una de ellas, es el debate. Se trata de una disciplina que tiene mucho arraigo en Estados Unidos e Inglaterra y creemos firmemente en sus beneficios. Gracias a esta iniciativa, los alumnos investigan, se documentan, buscan fuentes fidedignas, tienen que armar el discurso, contrargumentar, improvisar y adquieren habilidades como trabajo en equipo, resilencia, empatía y liderazgo.

Asimismo, si pensamos en las tendencias de innovación educative, habría que ahondar, en primer lugar, en la neuroeducación. Aplicar la neurociencia a la educación es fundamental, porque establece los comportamientos de las personas de un modo inconsciente, ya que es el cerebro el que reacciona a los estímulos. Y unos reaccionan ante unos estímulos y otros ante otros y conocer eso es clave para la educación. Ya no sirve enseñar lo mismo a todos los alumnos y evaluarlos de la misma forma. No estamos hablando de personalizar la educación, aunque eso sería lo ideal, pero sí que se pueden establecer patrones de conducta y dentro de cada grupo adecuar la educación a cada uno.

Otra tendencia es la clase invertida. El profesor saca un tema y se convierte en un coach y los alumnos tienen que investigar, buscar información y exponer en grupo. Entonces el profesor va a presentar peros y corrientes contrarias para que puedan defender su trabajo. Es una manera diferente de aprender y más enriquecedora.

Otra de las tendencias es conocer la experiencia del alumno a lo largo de su trayectoria escolar. Es aplicar el customer journey en la educación. Conocer los momentos positivos y negativos y cómo mejorar. Porque hay que cambiar las cosas, con una clase a la antigua usanza no se consigue. Por supuesto hay unos objetivos curriculares que tienes que adquirir, junto con unas competencias, pero hay que hacerlo de una manera diferente.

Todos estos retos conforman la educación del futuro y por ello, desde ESIC, impulsamos desde hace seis años IMAT, el Simposio de Innovación Educativa, porque, como docentes, debemos ser capaces de educar a nuestros jóvenes para que impacten en la sociedad y entre todos sanemos la herida social con la que nos encontramos.

 

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