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Cuando la innovación y la solidaridad se dieron la mano para detener al coronavirus

La crisis del coronavirus ha desencadenado un llamamiento desde la administración central y autonómica a los organismos dedicados a la innovación, para que pusieran sus capacidades al servicio de la lucha contra la pandemia.

Cumplido el mes desde que arrancó esta situación, hemos visto cómo las capacidades de los institutos tecnológicos de la comunidad valenciana se han puesto al servicio de la lucha contra el coronavirus aportando conocimiento tecnológico, equipamiento de última generación y capilaridad industrial y empresarial en general. Existe, además, un nexo que nos une a todos los que formamos parte de la red REDIT y es la heterogeneidad de las investigaciones que llevamos a cabo en el desarrollo de nuevas tecnologías para prácticamente todos los campos del conocimiento y que son aplicables a la variedad de industrias que existen en nuestro país. Por eso, cuando se produjo una llamada a todos los centros tecnológicos de España nadie se lo pensó, todos debíamos de poner nuestra infraestructura de investigación y desarrollo al servicio de la sociedad para hacer frente a esta pandemia y así lo hicieron más de 4.500 investigadores, entre ellos los de ITE.

La rápida movilización de los institutos tecnológicos ha sido posible gracias a la estrecha relación que mantienen con sus empresas asociadas. La investigación que se lleva a cabo en los diversos institutos tecnológicos mantiene unas relaciones perfectamente engranadas con las empresas y eso nos ha permitido atesorar un amplio conocimiento de necesidades y capacidades para poder ofrecerles soluciones adecuadas a lo que necesitan. Echando la vista atrás, veo con claridad cómo el hecho de que la investigación y la innovación hayan estado al servicio de la mejora de la competitividad ha permitido que, cuando ha hecho falta añadir un plus de disponibilidad y compromiso, los institutos hayamos podido responder de forma rápida.

Quiero aprovechar esta oportunidad para recoger a grandes rasgos el trabajo que, desde el ITE, junto con el resto de la red de institutos tecnológicos, se ha llevado a cabo en diversos ámbitos, concentrando nuestros esfuerzos en necesidades esenciales del sector sanitario que estuvieran a nuestro alcance, principalmente en la producción de material de protección de personas, como la fabricación de viseras de protección, EPI’s o geles hidroalcohólicos. Nuestra colaboración también nos ha permitido realizar controles y pruebas de mecanismos para respiradores con el objeto de agilizar su desarrollo y posterior homologación pertinente.

De igual forma, nuestras capacidades en biotecnología y sensórica nos posibilita la investigación en biosensores para la prevención y diagnóstico del contagio, además gracias a nuestra planta piloto de simulación y modelado energético (Gamma) también podemos trabajar intensamente en el análisis avanzado de información que proporciona la digitalización, una cuestión que en otros países se ha revelado, junto con los sistemas de protección contra el virus, como vital para plantear estrategias que faciliten el control y seguimiento de esta pandemia.

El trabajo de los ingenieros y el resto de investigadores se ha revelado como clave en toda esta crisis. La situación provocada por el coronavirus ha evidenciado que debemos trabajar desde varios frentes y principalmente, el de la investigación. Esta pandemia nos ha permitido, redescubrir que el centro tecnológico es una pieza esencial, entre otras cosas por su capacidad de convertir ideas y teorías en soluciones tangibles sea cual sea la dificultad tecnológica y siempre con la empresa. Y no sólo las personas que trabajan en los institutos tecnológicos, ahí está el ejemplo de las empresas de bienes de equipo, que han sabido readaptar rápidamente sus procesos de fabricación para dirigirlos hacia la producción de elementos bloqueados por el mercado y fuera de nuestras fronteras, por ejemplo respiradores y elementos de protección individual.

Esta situación va a marcar un antes y un después en el sistema de I+D+i español y en la capacidad industrial necesaria. Es el momento de reconocer y apoyar de forma continuada la presencia y excelencia de ambas facetas, la investigación y su puesta en el mercado y explotación desde España.

Hay que hacer un esfuerzo en la relocalización industrial y en potenciar especialmente el desarrollo industrial relanzando la fabricación de bienes de equipo, a nivel nacional y especialmente, en la Comunitat Valenciana.

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