El sector turístico en España ha generado históricamente ingresos de suma importancia en el PIB nacional y un elevado número de puestos de trabajo. Por supuesto, ha tenido que adaptarse a los tiempos y últimamente, ha puesto como eje prioritario la digitalización de las empresas y destinos turísticos.
Sin embargo, y a pesar de la relevancia que esto supone, la pandemia ha trastocado todas las expectativas del sector, que empieza a ver la importancia de reformular el modelo turístico nacional. Por otro lado, el factor de la digitalización también es clave para el desarrollo de nuestros municipios, especialmente en los pueblos de interior que están sufriendo el fenómeno de la despoblación desde hace ya muchas décadas sin que se aporte la solución definitiva, aunque se han beneficiado en cierto modo de las consecuencias derivadas del COVID-19, ya que ha habido un aumento considerable de turistas a estas zonas rurales.
Por tanto, si aunamos el turismo y la digitalización, podemos conseguir paliar los efectos de la despoblación. Pero para ello, es preciso desarrollar pueblos inteligentes, entendidos no sólo como aquellos que gozan de cierta digitalización sino también, y muy importante, aquellos que centran la experiencia turística en el residente. Porque si no tenemos en cuenta al residente local (es decir, al ciudadano del municipio, así como a sus empresas y gobierno municipal), la actividad turística acaba fracasando.
Por ese motivo, Florida Universitaria ha apostado en este complicado curso académico por aportar su granito de arena en conseguir este objetivo y está trabajando junto con la municipalidad de Caudiel (un pueblo del Alto Palancia, que también está en peligro de despoblación) para dinamizar el pueblo y la comarca. En este sentido, alumnos de 1º, 2º y 3º del Grado de Turismo están desarrollando juntos diferentes iniciativas que aportar a la municipalidad y que les presentarán a final de curso.
Para ello, se han realizado análisis del entorno, de sus carencias y necesidades, y de sus puntos fuertes y posibilidades como destino turístico para, a partir de ahí, diseñar y crear experiencias turísticas donde la prioridad sea poner en valor la cultura local y sus tradiciones así como su gastronomía y patrimonio histórico y natural. Asimismo, se refuerza en el alumnado la importancia de generar una experiencia turística que incida en la relevancia de generar emociones en el visitante pero, además, que sea capaz de generar una sostenibilidad no sólo económica sino también social, patrimonial y medioambiental. Conseguir estas metas implica generar empresas y, en consecuencia, puestos de trabajo; y como resultado, es posible paliar la salida masiva de los jóvenes hacia las ciudades y, por el contrario, revertir la tendencia demográfica con la llegada de familias jóvenes que insuflen nueva vida a las comarcas.
Evidentemente, la digitalización en las zonas rurales es clave para que la experiencia turística sea un éxito y para ese desarrollo económico de los pueblos, especialmente en estos momentos en los que, debido a la pandemia, muchos ciudadanos han vuelto su mirada hacia las zonas de interior como lugares de residencia y, en muchos casos, para poder teletrabajar en áreas consideradas como tranquilas y más saludables que los entornos urbanos. No podemos, ni debemos, olvidar que los pueblos son el alma de los países, que en ellos reside la cultura de los mismos y que, sin ellos, se moriría una parte muy importante de la sociedad.