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La simbiosis industrial, una manera de avanzar en la innovación sostenible

La Estrategia Española de Economía Circular 2030 marca una serie de objetivos para lograr una economía sostenible, descarbonizada, eficiente en el uso de los recursos y competitiva. Entre esos objetivos destaca la reducción en un 30% del consumo nacional de materiales, el descenso de la emisión de gases de efecto invernadero por debajo de las 10 millones de toneladas de CO2 equivalente, la mejora en un 10% de la eficiencia en el uso del agua o la disminución en un 15% de la generación de residuos respecto a 2010. Pueden parecer objetivos complicados de alcanzar, pero ahí las empresas tienen a mano una herramienta que facilitará su consecución: la simbiosis industrial.

La simbiosis industrial promueve, entre industrias del mismo sector o de diferentes sectores, el establecimiento de sinergias que pueden abarcar desde el uso de un residuo de una industria como materia prima de otra, hasta la utilización o implantación conjunta de un recurso, servicio o infraestructura. Por ejemplo, restos de madera en las industrias de creación de mobiliario para generar biomasa en forma de pellets o briquetas o los residuos de la industria de la alimentación para generar piensos para animales.

En este sentido, la innovación juega un papel imprescindible para aprovechar eficazmente esos recursos, mejorar la competitividad de nuestras empresas y avanzar hacia una economía circular. Pero, en muchos casos, el tamaño de nuestras empresas hace que, por sí solas no puedan afrontar esos procesos. Por ello la cooperación y la colaboración son claves en esa estrategia. Y ahí es donde entran los centros que forman parte de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (REDIT), que ponen al alcance de pequeñas y medianas empresas innovaciones tecnológicas sostenibles y asesoramiento, consiguiendo así generar una mayor competitividad en el mercado y un impulso económico.

Ejemplos de ellos es el proyecto SYMBINET, donde AIDIMME, junto con ITC-AICE, AINIA e ITI trabajan estrechamente con las empresas de modo que se establezcan conexiones y favorecer la simbiosis industrial. Para ello, se va a trabajar en el desarrollo de una plataforma tecnológica (SYMBINET- ECO) que contribuirá a poner en valor los recursos subutilizados como los residuos que genera cada industria para maximizar el aprovechamiento que de ellos puedan hacer otras empresas de diferentes sectores; lo que permitirá lograr un ahorro en sus costes, y al mismo tiempo, medir los beneficios ambientales y sociales que se generen de su nuevo uso.

Un proyecto que complementa al Observatorio de Simbiosis Industrial puesto en marcha por la Conselleria de Economía, a través del IVACE y bajo la coordinación además de la Red de Institutos Tecnológicos, el Consejo de Cámaras de Comercio y la CEV, que tiene como objetivo el dotar al tejido industrial de la Comunitat de una herramienta que les proporcione la información y la metodología necesaria para dar el salto hacia una economía circular, sostenible y capaz de hacer frente a los grandes retos que nos urgen. El Observatorio es un ejemplo de actuación colaborativa de participación público-privada, cuyo objetivo es promover iniciativas y proyectos de simbiosis industrial, como herramienta impulsora de los cambios necesarios para nuestra economía.

A ellos se unen proyectos más concretos como Life Eggshellence, que cuenta con la financiación de la Comisión Europea a través del programa LIFE y en el que participa ITC-AICE, que pretende reutilizar y valorizar los residuos de cáscara de huevo para incorporar el carbonato cálcico, componente principal de la cáscara, a la composición cerámica, y no tener que extraerlo de la propia naturaleza. O el proyecto EcoMARSI, coordinado por AIJU y que cuenta con la participación del ITC-AICE y AIDIMME y que está financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE) y fondos Feder, que trata de recuperar materias primas secundarias, procedentes de residuos y de aguas residuales, especialmente óxidos y metales de Zinc y Cobre, para crear nuevos productos o bienes de consumo como, por ejemplo, juguetes o materiales cerámicos, entre otros.

Otro ejemplo es GREENMATSHOE, una planta piloto de INESCOP, que clasifica y transforma los residuos en materias primas, creando así un modelo de negocio de economía circular con aplicaciones diversas intra e intersectorialmente, desarrollando materiales de calzado procedentes de residuos del cuero. O el proyecto MELTEX2021 donde AITEX trabaja para validar la aplicación de los materiales reciclados a partir de textiles termoplásticos en nuevas materias primas textiles y productos de industrias afines. Esto permitirá fomentar la cooperación intersectorial y crear oportunidades de negocio en las empresas textiles generadoras de residuos termoplásticos, bien sea en su propio proceso productivo, o en otros ámbitos industriales afines al textil, aunque ajenos a su actividad cotidiana.

Y es que la simbiosis industrial es una herramienta estratégica para mejorar el uso de los recursos y reducir sus impactos ambientales de manera conjunta. Pero para que las empresas puedan apostar por ella, es necesario reducir algunos de los inconvenientes y las trabas que encuentran en el proceso. Según el diagnóstico inicial del Observatori de Simbiosi Industrial de la Comunitat Valenciana, el 44% de las empresas encuestadas declaran que las barreras burocráticas dificultan las acciones sobre simbiosis industrial. Además, también inciden en dificultades en la percepción de la demanda sobre la simbiosis industrial. Un 37% de las mismas considera que no está suficientemente valorada por parte del mercado y los consumidores. Además, a nivel interno, creen que la organización se enfrenta a asuntos más urgentes (34%), incierta rentabilidad de la inversión (34%), falta de formación (33%) y falta de viabilidad tecnológica o técnica (30%).

Así que todavía hace falta mucha formación, tanto dentro de la empresa como en la sociedad, para poner en valor la simbiosis industrial. También es necesario proporcionar un marco de actuación estable que facilite y ayude a la aplicación de este nuevo modelo de producción y que impulse la cooperación y la confianza entre los actores involucrados.  Y además es importante poner en valor los beneficios que para las empresas supone el apostar por la simbiosis industrial: aumento de los ingresos, la reducción de los costes de los insumos, la disminución de los costes operativos y la diversificación de materias primas. Todo para implementar una herramienta, la simbiosis industrial, clave en la transformación del actual modelo económico lineal e insostenible hacia un modelo económico más sostenible y circular.

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