El conjunto de países de la Unión Europea está realizando un importante esfuerzo para incrementar la inversión en el sector del automóvil y no perder el paso frente a la competencia de los países productores de Asia-Pacífico. Sin embargo, estas inversiones, además de realizarse en el área productiva, están destinadas a los nuevos sectores, a los nuevos eslabones de la cadena de valor que han irrumpido con los nuevos modelos de movilidad y de vehículos.
En el caso de la Comunitat Valenciana, y tras un exhaustivo análisis que ha realizado el Clúster de Automoción de la Comunitat Valenciana, es necesario incrementar la inversión en innovación y focalizarla hacia tres grandes bloques que nos permitan una diferenciación frente a otros polos de innovación.
En la Comunitat Valenciana debemos apostar por la inversión en una infraestructura de recarga básica que permita el suministro de energía a los vehículos eléctricos; la inversión y desarrollo de nuevos materiales que mejoren las prestaciones de los vehículos, tanto en su montaje exterior, como en los interiores; y una importante inversión en los sistemas de conectividad y comunicación entre los vehículos, las infraestructuras y entre los pasajeros de los coches.
Es necesario que la innovación se traslade a todos los eslabones de la cadena de valor. Mientras hasta ahora, la innovación provenía de los fabricantes y de los proveedores, actualmente las innovaciones provienen de empresas ajenas al sector.
Operadores energéticos que proporcionen suministro eléctrico para los vehículos, nuevos desarrollos de baterías más pequeñas y con más autonomía, suministro de los materiales necesarios para dichas baterías…
La Comunitat Valenciana debe posicionarse en el desarrollo de nuevos materiales que intervengan tanto en la estructura del vehículo como de los interiores. Esto resulta toda una oportunidad para los fabricantes de componentes que tienen la posibilidad de ampliar su mercado, especialmente en el apartado de interiores. La combinación de vehículos autónomos y conectados permite el diseño de interiores más amplios y confortables con mayores utilidades, y por tanto mayor valor añadido.
De esta integración de los interiores, subyace otro de los focos de innovación en los que la Comunitat Valenciana debe posicionase: las comunicaciones y los sistemas inteligentes. Sistemas de comunicación entre vehículos, con las infraestructuras, con los sistemas de información de suministro energético y de redes de conexión.
Y aquí también se abre una gran posibilidad de aportar innovación al sector del automóvil.
La ventaja de la Comunitat Valenciana para hacer frente a estos retos es la capacidad competitiva que ha demostrado la industria de automoción y sus proveedores. Esta capacidad se ha trasladado, como un efecto dominó a otras muchas industrias que han aprendido formas de trabajar, de innovar y de mejorar, gracias a los procesos del sector automotriz.
Otra gran ventaja que tiene la industria de automoción y las nuevas industrias emergentes e innovadoras es que muchos de los nuevos proyectos nacen de egresados e investigadores de las universidades públicas valencianas. Se trata de un sistema educativo que ha demostrado, a tenor de los resultados actuales, ser competente y eficaz a la hora de formar profesionales en las áreas técnicas. Y, por último, la Comunitat Valenciana cuenta con una red de institutos tecnológicos que han sabido adaptarse a las nuevas demandas de la industria.
Por primera vez en la historia, la evolución de la tecnología viene marcada por la sociedad y por los consumidores, por sus demandas y sensibilidad hacia ciertos temas; y no viene por la evolución propia de un proyecto. Así pues, las empresas y los sus responsables deben estar alerta y atentos a las tendencias que vienen de dicha sociedad y dar respuestas innovadoras, sostenibles y rentables.