Hoy en día, desde todas partes, se anima a las empresas a innovar para no quedarse atrás o, incluso, para no desaparecer. La innovación se ha convertido en protagonista absoluto de cualquier estrategia. Pero, ¿qué significa innovar? ¿Sabemos cómo innovar y por qué?
Si buscamos la definición de innovar en el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) encontramos lo siguiente: Mudar o alterar algo, introduciendo novedades. Y entre los sinónimos que propone la RAE están cambiar, renovar, mejorar, reformar, perfeccionar, progresar o modernizar. Y es que la innovación es un proceso donde se produce un cambio para mejorar. Ahí está la clave, en generar valor. Lo importante no es crear cosas nuevas o hacer las cosas de forma diferente sino crear valor.
Un valor que puede ser de producto, de diseño, de procesos, de servicios o de estrategias. Según ‘El Manual de Oslo’ (OCDE, 2005), que es un referente en materia de innovación, hay cuatro tipos de innovación:
- Innovación en producto/servicio: desarrollo de nuevos (o significativamente mejorados) productos o servicios.
- Innovación en proceso: establecimiento de nuevos (o significativamente mejorados) procesos de fabricación, logística o distribución.
- Innovación organizacional: introducción de nuevos métodos organizacionales en la empresa (gestión del conocimiento, formación, evaluación y desarrollo de los recursos humanos, gestión de la cadena de valor, reingeniería de negocio, gestión del sistema de calidad, etc.), en la organización del trabajo y/o en las relaciones hacia el exterior.
- Innovación de marketing: implementación de nuevos métodos de marketing, incluyendo mejoras significativas en el diseño de un producto o del embalaje, del precio, la distribución y o la promoción.
Como vemos, a lo mejor, no es necesario introducir en tu empresa la última tecnología para ser más innovador, la tecnología y la digitalización son herramientas que nos pueden ayudar, pero no son el fin en si mismo. Tampoco tienes que inventar nada, se puede innovar creando nuevas herramientas a partir de sumar o combinar las ya existentes. Por ejemplo, igual solo es necesario un cambio en el diseño del producto, del proceso de fabricación o de la logística en tu empresa. La innovación está más relacionada con no perder de vista el entorno ni el mercado y proponer respuestas acordes con las necesidades de los clientes antes que la competencia o de manera diferente al resto.
Pero para innovar hay que tener en cuenta tres ideas clave: la primera, hay que saber cómo y dónde innovar; también, hay que buscar partners que nos ayuden en ese proceso, y, por último, ha de implicarse toda la empresa.
Así, para saber cómo y dónde innovar en la empresa hay que ver en qué puede aportar más valor, tanto a la propia empresa como a la sociedad. Por ejemplo, modificando el material de un objeto para que sea mucho más resistente o cambiando su diseño para que sea más atractivo; redefiniendo los procesos productivos para aumentar el valor del producto final gracias a un menor coste de fabricación, un menor tiempo de respuesta o una mayor calidad; definiendo nuevos procedimientos para sistematizar ciertas operaciones; modificando las formas de relacionarse con clientes y proveedores incorporando nuevas tecnologías de comunicación, o redefiniendo las estrategias de comercialización de productos o servicios…
Por lo que respecta a buscar partners para el desarrollo de esa innovación, aquí bien podríamos recordar el refrán “Zapatero a tus zapatos”. Y es que, a la hora de innovar, siempre hay que buscar el apoyo de los que saben, bien sean expertos en gestión de negocio o de marketing o expertos en I+D+i como universidades, startups o los centros de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (REDIT), que permiten a las empresas abordar proyectos de innovación y de tecnología y conseguir servicios de alto valor añadido para diferenciarse en el mercado.
Y las cifras están ahí para demostrarlo. En concreto, los centros de REDIT, en 2023, trabajaron con más de 14.100 empresas, desarrollaron 1.312 proyectos de I+D+i, en los que participaron los 2.000 profesionales del ámbito científico-tecnológico de los institutos que dedicaron su actividad, principalmente, al desarrollo de proyectos de I+D+i. Tal y como ha manifestado su presidente, Fernando Saludes, “nuestro objetivo es ayudar a cualquier pyme que quiera a ser más competitiva a través de la I+D+I. Los institutos tecnológicos son asociaciones empresariales privadas sin ánimo de lucro y no somos un fin en sí mismos sino un medio para hacer que nuestras empresas sean más competitivas”.
Así, la Red cuenta con una importante infraestructura tecnológica de más de 150.000 metros cuadrados, sus más de 200 laboratorios conforman, según ENAC, la principal red de laboratorios certificados de España. Destacan también sus demostradores, que son espacios dirigidos a las empresas para que puedan ver y testar las tecnologías y proyectos que se están realizando en los centros. Complementariamente, los institutos de REDIT cuentan con 14 observatorios tecnológicos, de mercado y de tendencias, que les permiten situarse en la vanguardia y adelantarse a las futuras necesidades de los diferentes sectores industriales a los que atiende. Actualmente, la actividad desplegada por los institutos tecnológicos en favor de las empresas es, mayoritariamente, el desarrollo de proyectos de I+D -70,36%, la realización de ensayos de laboratorio (25,05%) y formación especializada (2,81%).
Por último la estrategia de innovación tiene que alcanzar a todos los estamentos de la empresa. Es fundamental implantar primero una cultura de innovación en todos los departamentos, para que todo el mundo tenga claro lo que se quiere lograr y porqué. Así, por un lado, los directivos deben dirigir esa innovación y todos los cambios que conlleva. Y también, por otra parte, deben fomentar e incentivar a los empleados para que se mantengan atentos a las novedades en el mercado, propongan nuevas ideas y estén motivados. Sin esa implicación la innovación se quedará aparcada en poco tiempo y eso puede ser un problema muy grave para la empresa.